¿Qué es una metáfora? Una metáfora es una expresión que se compara con otra estableciendo una similitud entre ambas para así transmitir un mensaje en forma de historia o cuento. Un ejemplo de ello sería cuando decimos “tus ojos son dos soles”, lo que significa que los ojos de la persona en cuestión son grandes, radiantes y llenos de luz. Por lo tanto, establecemos una similitud entre los soles y la belleza de los ojos de la persona.
¿Metáforas en terapia?
Las metáforas se asocian a la literatura, ya que son figuras retóricas que se emplean en narraciones, poemas, fábulas, relatos, etc., pero lo cierto es que son un recurso muy potente para trabajar en terapia. Desde el enfoque de la Terapia de Aceptación y Compromiso se han comenzado a popularizar las metáforas en psicología y lo cierto es que son recursos muy eficaces, puesto que aportan una nueva manera de contemplar un problema facilitando así un nuevo enfoque del mismo, una mayor comprensión y nuevas rutas para solucionar los conflictos. Además de ello, las metáforas favorecen la compresión del problema, consienten al paciente una actitud activa en la terapia, permiten tomar distancia ante sus problemas y analizarlos desde otro punto de vista, facilitan la expresión de emociones y son fáciles de entender y recordar.
Ejemplos de metáforas en psicología
A continuación os presento algunos ejemplos de metáforas que suelo trabajar en terapia. Quizás alguna os resulte útil y os haga reflexionar.
–“El hombre en el hoyo”: “Un hombre paseaba por el campo. Llevaba los ojos vendados y una pequeña bolsa de herramientas con él. Se le había dicho que su tarea consistía en correr por ese campo con los ojos vendados, pero por ese campo había grandes hoyos profundos y el hombre no lo sabía. Así que empezó a correr por el campo y cayó en uno de esos grandes agujeros. Al caer, se dio cuenta de que no podía salir de donde estaba y desesperado miro en su bolsa de herramientas para ver si había algo que pudiera usar para escapar del hoyo. Encontró una pala, que es todo lo que tenía y empezó a cavar para salir de allí. Alterado intentó cavar más y más y más rápido, pero seguía en el hoyo. Empleó todo su esfuerzo y trabajo y lo único que conseguía es que el hoyo se hiciese cada vez más profundo. Entonces se dio cuenta, que cavar no era la solución, al contrario, cavando es como se hacen los hoyos más grandes. A veces, escogemos una estrategia equivocada para tratar de salir de un problema y no nos damos cuenta de ello. Igual que el hombre en el hoyo, nosotros pensamos que estamos empleando estrategias que nos ayudan, pero lo que hacemos es seguir agrandando el problema. ¿Por qué no somos capaces de verlo? Porque tenemos una venda en los ojos y porque nos han enseñado que con una pala solo se puede cavar. Tal vez, no nos hayamos dado cuenta de que tenemos otras herramientas en la bolsa o puede que no hayamos pensado que la pala puede tener otras utilidades. Por otro lado, el agotamiento no ayuda a pensar con claridad y el miedo hace que tratemos de cavar más deprisa. Así que, si estás en un hoyo, párate, mira en otras direcciones pero, sobre todo deja de cavar.”
–“El autobús”: “Imagínate un autobús del que tú eres el conductor. Recorres tu ruta y a medida que avanzas van subiendo pasajeros a tu autobús. Estos pasajeros son tus sentimientos, tus emociones, tus pensamientos y tus recuerdos. Algunos de estos pasajeros son, cuanto menos, difíciles (parecen agresivos, inseguros, burlones, maleducados, etc.). Así que mientras sigues tu recorrido, ellos comienzan a entrometerse. Te comienzan a amenazar, te intentan molestar y te insultan. En primer lugar, les haces caso y para que los pasajeros se callen, sigues el recorrido que te guían, pero no te sientes bien, ya que eso va en contra de lo que deseas hacer. En segundo lugar, decides ir en su contra y hacer lo que tú quieres, pero los pasajeros luchan contra ti y tú intentas echarlos, pero es imposible. En tercer lugar, decides ir con ellos, ya que entiendes que para seguir por el camino de tus sueños debes aprender a ir con todos tus pasajeros porque echarlos es imposible y hacerles caso no te hará feliz. Entender que debemos seguir la dirección que a cada uno le parece importante es lo adecuado, ya que los pasajeros (sentimientos, emociones, pensamientos y recuerdos) nunca podrán tomar el mando. Ellos no giran el volante, no aceleran, no pisan el freno, etc. El conductor del autobús, eres tú.”
–“La mariposa”: “Visualiza que estás en un campo enorme, es un día soleado y frente a ti tienes un arroyo con un montón de mariposas volando por encima. Hay mariposas variadas, desde la más bonita llena de colores a la más fea que te puedas imaginar. Tú intentas coger las mariposas más bonitas (pensamientos agradables) y evitas las feas (pensamientos desagradables), pero lo único que haces es remover y alborotar a las mariposas dificultándote coger las mariposas bonitas y creando así una lucha más difícil y agotadora. Sin embargo, si estás dispuesto a comenzar a observar simplemente tus pensamientos (tanto mariposas bonitas y feas, es decir, tanto pensamientos agradables como desagradables) con el transcurso del tiempo tu mente tendrá capacidad para albergar otro tipo de pensamientos”.
Se pueden hacer metáforas de muchas situaciones, como acabamos de ver, y plantearlas en terapia para trabajarlo forma parte de un proceso enriquecedor y puede ser muy útil.