Si yo te pregunto ahora mismo qué dos tipos de categorías de emociones hay, seguramente me dirías que están las emociones buenas y las malas, es decir, las emociones positivas y las negativas. Este es un error muy común, porque tendemos a categorizar de emociones negativas a aquellas emociones que no nos gustan, que nos hacen sentirnos mal o que pensamos que nos hacen daño. Como pueden ser la tristeza, la ira, la rabia… A nadie le gusta sentirse de esta forma, pero muchas veces es necesario. No existen las emociones positivas y negativas, no existen estas categorías. Todas son emociones y son igual de válidas para nosotros.
Factores de las emociones
Las emociones son adaptativas o desadaptativas en función de tres factores: intensidad, frecuencia y duración. Y para entender mejor esto, voy a poner un ejemplo. Imagínate que llevas un par de años saliendo con una persona. Te encuentras feliz, te llena mucho y tú piensas que la relación va viento en popa. Pero de pronto, sin esperártelo, te dice que ya no quiere continuar contigo, que hay cosas que no le encajan y piensa que es mejor que terminéis la relación. Sentirás muchas emociones en ese momento, como pueden ser la impotencia, rabia, confusión, pero predominará la tristeza. Estas emociones que estarás sintiendo son adaptativas, pero habrá que ver si en algún momento comienzan a ser desadaptativas. Y para ello nos fijaremos en los tres factores:
– La intensidad: los primeros días sentirás un dolor inmenso, sentirás mucha tristeza. Quizá llores de una forma que no lo has hecho antes y vivas esta emoción con un grado o fuerza que te sorprenda, es decir, lo estás viviendo de forma muy intensa. A medida que pasan los días esta intensidad irá descendiendo. Continuarás sintiéndote triste y llorando en algunos momentos, pero ya no será con la misma fuerza que al principio.
– La frecuencia: aquí ocurrirá lo mismo. Los primeros días será constante, te acordarás en todo momento y eso evocará la tristeza. El llanto será más continuado. Pero a medida que pasen los días los momentos de encontrarte tan triste se irán distanciando. La frecuencia del llanto descenderá.
– La duración: esta tristeza durará un tiempo determinado. Hay que pasar el duelo de haberlo dejado con tu pareja, pero esta tristeza no puede durar eternamente. Poco a poco la intensidad y la frecuencia de la tristeza van a ir descendiendo, y con ellas la duración. Cuando te ocurre algo como lo que se ha expuesto en el ejemplo, es necesario un tiempo de vivencia personal.
Pero este tiempo de intensidad, frecuencia y duración de las emociones tiene que estar adaptado a lo que te ha pasado. Las emociones son como una alarma que tenemos en nuestro interior que nos indica que estamos haciendo algo bien y podemos continuar haciéndolo así. O, por el contrario, lo que estamos haciendo no nos está funcionando. Un buen ejemplo de esto es la ansiedad. La mayoría de las personas que tienen ansiedad vienen a la consulta pidiéndote que les ayudes a acabar con ella. Y no podemos acabar con la ansiedad, pero si podemos aprender a manejarla. La ansiedad es adaptativa ya que te avisa de que hay algo en tu vida que no está bien, que es preciso cambiar porque no está funcionando. La ansiedad tiene una utilidad y una función. Hay que saber detectarla y hacerla caso. Cuando una emoción adaptativa se convierte en desadaptativa es necesario que la externalicemos, tenemos que sacarla para fuera porque sino se enquista. Cuando no la hacemos caso el metabolismo acaba somatizando esa emoción, y puede somatizar en forma de problemas de estómago, de sueño, dolor de cabeza, etc…
Existen multitud de emociones y las estamos experimentando constantemente en nuestro día a día. Lo que ocurre es que muchas veces no estamos siendo conscientes de los que nos pasa y otras muchas, no sabemos ponerle nombre. Por ello, existe una rueda de las emociones que se divide en seis quesitos. Parte de las seis emociones básicas; alegría, tristeza, ira, miedo, asco y sorpresa, y de ahí te saca otras muchas emociones para que nunca te quedes sin una palabra para describir como te sientes. Algo que siempre debemos tener en cuenta es que las emociones son transitorias, igual que vienen se van. Se pueden asemejar a una campana de Gauss. La emoción comienza a subir y llega un punto en el que para, el punto máximo de la emoción. Y no se queda ahí indefinidamente, sino que poco a poco empieza a bajar la intensidad de la emoción. Una psicóloga me comentó una vez que la clave de las emociones es aceptarlas, saber que están ahí y que te acompañan, pero no te limitan. Desde la aceptación y comprensión hacia nosotros mismos es cuando nos permitimos crecer.