Las consecuencias y secuelas psicológicas que dejará el COVID-19 son incalculables, el virus apela directamente a lo más valioso para nuestra sociedad; La salud, la economía y el tiempo. Angustia, incertidumbre y miedo son las emociones protagonistas estos días.
Miedo a morir, miedo a que mueran, miedo a un despido, miedo a no resistir el aislamiento. El miedo en sí es positivo, pero como todo, solo si es en su justa medida. Sentir miedo nos protege, nos hace ser precavidos, el problema surge cuando éste no remite y nuestro cerebro sigue emitiendo las mismas señales cada vez con más intensidad.
El miedo prolongado nos lleva a un estado de alarma e hiperalerta mental constante provocando dificultades para concentrarse, para gestionar lo que uno piensa y siente, y con frecuencia puede acabar en sintomatología ansiosa y depresiva. Prueba de ello es el incremento del 25% de esta demanda entre quienes acuden a PsicoLink.
La crisis del Coronavirus ha modificado enormemente la demanda habitual de los servicios psicológicos a nivel nacional, a día de hoy un 60% de las demandas están relacionadas con el COVID-19 y la demanda de problemas familiares y de pareja se dispara un 30% tras unos días de confinamiento. Esta demanda (problemas familiares y de pareja) suele dispararse tras las vacaciones de verano y las navidades. Y, sin duda esta va ha ser una época de riesgo para la convivencia y la estabilidad de las familias y parejas.
El confinamiento supone para la población un difícil reto que no dejará indiferente. Esta medida se impone y afecta a todos de igual forma a pesar de que cada ciudadano se encuentra en situaciones muy distintas y particulares. Debemos renunciar de un día para otro a nuestras rutinas, trabajos y amigos por un bien común, la salud. Hoy conocemos las medidas pero no las consecuencias. La incertidumbre reina y con ello las preocupaciones, los pensamientos rumiativos, la ansiedad, la depresión, la hipocondría, la pena, la culpa, la impotencia y la resignación, todos ellos elementos del duelo que viviremos como sociedad por las pérdidas que acarrea el COVID-19. Duelo por no poder estar ni despedir a los que más queremos, duelo por las rupturas víctimas de esta situación, duelo por los despidos y por todo por la vida que muchos dejan atrás.
La llegada del COVID-19, ha potenciado el malestar psicológico a personas con un mayor nivel de vulnerabilidad, como las que ya parten de una situación previa de contacto con la salud mental, pero a ellos se suman personas que tras pasar por esta situación padecerán estrés post traumático (EPT), duelo, depresión, ansiedad, ataques de pánico, rupturas, angustia, miedo y conflictos relacionales entre otros.
En pocos días la demanda psicológica en PsicoLink ha subido un 40% y todo indica que aumentará cada día que pasemos confinados y privados de nuestras libertades ciudadanas. Debido a la situación de alarma, todos los pacientes son atendidas en un formato online incrementándose en un 300% la videollamada y el teléfono como medio para dar la sesión entre nuestros profesionales.
Desde PsicoLink y para abordar la necesidad psicológica que se plantea hemos puesto en marcha dos proyectos sociales, atención psicológica gratuita para personal hospitalario y en colaboración con psicologiasolidaria.com se han abierto 100 plazas, con un coste de 8-20e por sesión, para todos aquellos afectados económicamente y emocionalmente por el virus.